El sombrero de tres picos: 22
XXII: Garduña se multiplica 22 Pág. 22 de 36 El sombrero de tres picos none Cuando Garduña llegó al molino, el Corregidor principiaba a volver en sí, procurando levantarse del suelo. En el suelo también, y a su lado, estaba el velón encendido que bajó Su Señoría del dormitorio. -¿Se ha marchado ya? -fue la primera frase de D. Eugenio. -¿Quién? -¡El demonio!... Quiero decir, la Molinera... -Sí, señor... Ya se ha marchado..., y no creo que iba de muy buen humor... -¡Ay, Garduña! Me estoy muriendo... -Pero ¿qué tiene Usía? ¡Por vida de los hombres! -Me he caído en el caz, y estoy hecho una sopa... ¡Los huesos se me parten de frío! -¡Toma, toma! ¡Ahora salimos con eso! -¡Garduña!... ¡Ve lo que te dices!... -Yo no digo nada, señor... -Pues bien: sácame de este apuro... -Voy volando... ¡Verá Usía qué pronto lo arreglo todo! Así dijo el alguacil, y, en un periquete, cogió la luz con una mano, y con la otra se metió al Corregidor...
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