El sombrero de tres picos: 16
XVI: Un ave de mal agüero 16 Pág. 16 de 36 El sombrero de tres picos none Sigamos por nuestra parte al tío Lucas. Ya habían andado un cuarto de legua sin hablar palabra, el Molinero subido en la borrica y el alguacil arreándola con su bastón de autoridad, cuando divisaron delante de sí, en lo alto de un repecho que hacía el camino, la sombra de un enorme pajarraco que se dirigía hacia ellos. Aquella sombra se destacó enérgicamente sobre el cielo, esclarecido por la luna, dibujándose en él con tanta precisión, que el Molinero exclamó en el acto: -Toñuelo, ¡aquél es Garduña con su sombrero de tres picos y sus patas de alambre! Mas, antes de que contestara el interpelado, la sombra, deseosa sin duda de eludir aquel encuentro, había dejado el camino y echado a correr a campo traviesa con la velocidad de una verdadera garduña. -No veo a nadie... -respondió entonces Toñuelo con la mayor naturalidad. -Ni yo tampoco -replicó el tío Lucas,...
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