El sabor de la tierruca: 23
El sabor de la tierruca-XXIII: Griegos y troyanos de José María de Pereda Continuaban la calma sofocante y el cielo cargado de nubes como peñascos, con unas intermitencias de sol que levantaba ampollas; los desperfectos del Sur, en tejados y cerrajas, iban poco a poco reparándose, y hasta se consolaban las gentes, unas a la fuerza y otras como podían; pero no se olvidaba un punto la anunciada invasión de los de Rinconeda; y hacia el camino de Rinconeda miraban todos los ojos de Cumbrales desde huertas, callejas y tejados, y a voces de Rinconeda sonaban todos los rumores en los oídos de la gente de arriba. Odiosa era siempre una provocación semejante... ¡Pero en aquel día!... ¡Después de las devastaciones del huracán, apenas encalmado!... -¡Pues como vengan! Y esto decían todas las bocas de Cumbrales. Pero subieron Cerojas y Lambieta al campanario con otros camaradas que lo tenían por costumbre; hartáronse de repicar a vísperas..., y nada. Tachirense luego las...
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