El pesimista corregido: 20
IV 20 Pág. 20 de 31 El pesimista corregido Santiago Ramón y Cajal Poco tiempo después de la exploración que acabamos de referir, y cuando ya iba nuestro protagonista habituándose a los excesivos resplandores de la luz y a las extravagancias y sorpresas de aquel mundo tan real, como inverosímil, ocurriósele cierto día asistir a una función del teatro Real. Llevábale al aristocrático coliseo su pasión por la música. Y como sabía bien que desde galerías y palcos las decoraciones, así como los rostros y trajes de los cantantes, le harían deplorable efecto, resolvió hacer caso omiso de sus impresiones visuales y atenerse exclusivamente a las acústicas, por fortuna absolutamente normales. Y no halló para ello mejor expediente que instalarse en el más oscuro y olvidado rincón del paraíso. Finalizaba el primer acto de Carmen, y resonaban aún en la sala los ruidosos aplausos de la claque, cuando nuestro dilettante descubrió en un palco a su antigua...
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