El médico rural: 07
Capítulo VII 07 Pág. 07 de 28 El médico rural- Primera parte Felipe Trigo Mas no quiso el destino que ni tal menguada dicha les durase. Días aciagos volvieron para Esteban, colmados de crueldad. Estalló una epidemia de fiebres malignas, biliosas cuya térmica alcanzaba grande altura, y de las cuales tenía seis atacados, y sus dos crónicos enfermos, además, el muchacho escrofuloso que padecía un glaucoma en el ojo izquierdo y la anciana que sufría del corazón, agraváronse notablemente. El muchacho, de la noche a la mañana, se vio aquejado de agudísimos dolores que nada podía calmar, y pasábase las horas en un grito. Al principio, cuando llegó Esteban a Palomas, este enfermo tenía el ojo hinchado, duro y casi blanco; pero veía con él los bultos, como detrás de una niebla, y aun el chico iba a la escuela y jugaba por las calles; luego había ido abultándosele, poniéndosele sensible y adquiriendo un color de ámbar y una tensión alarmantísima. Sin...
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