El Grande Oriente : 13
El Grande Oriente : 13 de Benito Pérez Galdós Una mañana, Salvador entró. Como no había temor de sorpresas, Andrea, después de poner en escucha a su criada, según costumbre, abrió al amante las puertas de su habitación. -Ven aquí -le dijo asomando la linda cara y la mano tras la cortina de la sala donde él esperaba-. Estaremos solos hasta que venga mi tía. El amante se sentó sin decir nada en un canapé, y Andrea volvió al espejo de donde poco antes se había apartado. Con su preciosa mano se tocaba aquí y allí el recién peinado cabello, dándole la última forma, como artista que remata su obra. Después se puso una flor. Sin retirarse del espejo, porque en él veía la figura del hombre, le habló así: ¿Qué tienes hoy, que estás tan callado? -Hace pocas noches vi a tu tío, ¿te lo ha dicho? -contestó Salvador. -Sí, me contó...
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