El automovil del general: 4
El automovil del general de Vicente Blasco Ibáñez Capítulo IV Algunos de los allegados á Castillejo se mostraban terribles en sus ofrecimientos. —General, ya que le estorba tanto ese ingenierillo, no tiene mas que darnos una orden. Es lo más fácil librarse de él. ¡Como si el general necesitase de tales consejos! Eran muchos los que habían desaparecido misteriosamente de la existencia diaria, y los calumniadores pretendían que únicamente Castillejo podía saber dónde estaban. Todos debajo del suelo. —¡Qué disparate!—protestaba el general—. Los candidatos militares atribuirían al gobierno la muerte de Taboada; la gente que ahora se ríe de él lo veneraría como un mártir. No; dejemos de pensar en ese hombre. Y yo adivinaba que seguía pensando en él, con su gesto reconcentrado é inquietante que hacía decir á las gentes: «Castillejo, muy malo como enemigo.» Uno de los amigotes que le acompañaban en sus francachelas nocturnas me reveló el...
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