El Anti-Maquiavelo - Capítulo XVIII
De qué modo deben guardar los príncipes la fe prometida Sugerimos leer el Capítulo 18 de El Príncipe primero Nuestro maestro de tiranos se atreve a asegurar que a los príncipes les está permitido engañar al mundo. Esto es lo primero que desearía refutar. Es sabido hasta qué extremo se extiende la curiosidad de todo el mundo. Es un animal que lo ve todo, lo oye todo y que lo difunde todo. Cuando examina la conducta de individuos privados, la cuestión es mera diversión y entretenimiento. Pero cuando juzga el carácter de los príncipes esa curiosidad está muy impulsada por el interés propio. Los príncipes están mucho más expuestos que las demás personas al juicio del mundo. Son como las estrellas hacia las cuales todos los astrónomos dirigen sus telescopios. La corte hace sus observaciones todos los días. Un gesto, una mirada, una expresión del rostro, bastan para delatar al príncipe y hacer surgir toda clase de especulaciones en el pueblo. En una palabra:...
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