El amigo Manso: 42
El amigo Manso Capítulo XLII de Benito Pérez Galdós Capítulo XLII - ¡Qué amargo! «Yo tengo que salir. Melchora vendrá pronto -dijo Calígula entrando-. ¿Pero qué tienes, niña?, ¿por qué lloras? ¿La has reñido, Máximo?... Nada, nada, tonterías. Vete a la cocina y te distraerás. ¿Harás el pastel? Mira, Máximo te ayudará, que de todo entiende... ¿Sabes lo que puedes hacer también? Sacar la vajilla, mantel, servilletas; ahí está todo en el baúl grande. Toma las llaves. Distráete, tonta, ¿qué es eso? ¡Ay Máximo, en diciendo que vienes tú aquí, esta joven filosófica se desconcierta!... Por supuesto, Máximo, que a ti no te gusta el cocido. Te voy a dar de comer a la francesa. ¡Verás qué bien!, una cosa atroz... Oye, Irene, la lumbre está encendida. Todo va a ser frito, asado, y nada de cazuela ni guisotes. Vamos, que ya quedará acostumbrado el mocito para volver otro día. Abur, abur. Cuidado, Irene, que al volver, me lo encuentre todo...
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