El amigo Manso: 17
El amigo Manso Capítulo XVII de Benito Pérez Galdós Capítulo XVII - La llevaba conmigo Era como si la naturaleza de ella hubiera sido inoculada milagrosamente en la mía. La sentía compenetrada en mí, espíritu con espíritu; y esto me daba una alegría que se avivó por la noche, cuando fui a la reunión de jueves; y esta alegría radiosa salía de mí como inspiración chispeante, brotando de los labios, de los ojos y aun creo que de los poros. Entrome de súbito un optimismo, algo semejante al delirio que le entra al calenturiento, y todo me parecía hermoso y placentero, como proyección de mí mismo. Con todos hablé y todos se transfiguraban a mis ojos, que, cual los de D. Quijote, hacían de las ventas castillos. Mi hermano me pareció un Bismarck; Cimarra se dejaba atrás a Catón; el poeta eclipsaba a Homero, Pez era un Maltus por la estadística, un Stuart Mill por la política, y mi cuñada Manuela la mujer más aristocrática, más fina, más elegante y...
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