Doña Perfecta : 30
Doña PerfectaCapítulo XXX El ojeo de Benito Pérez Galdós Una mujer y un hombre penetraron después de las diez en la posada de la viuda de Cuzco, y salieron de ella dadas las once y media. -Ahora, señora doña María -dijo el hombre-, la llevaré a usted a su casa, porque tengo que hacer. -Aguarde V., Sr. Ramos, por amor de Dios -repuso ella-. ¿Por qué no nos llegamos al Casino a ver si sale? Ya ha oído Vd... Esta tarde estuvo hablando con él Estebanillo, el chico de la huerta. -¿Pero Vd. busca a D. José? -preguntó el Centauro de muy mal humor-. ¿Qué nos importa? El noviazgo con doña Rosarito paró donde debía parar, y ahora no hay más remedio sino que la señora tiene que casarlos. Esa es mi opinión. -Usted es un animal -dijo Remedios con enfado. -Señora, yo me voy. -Pues qué, hombre grosero, ¿me va Vd. a dejar sola en medio de la calle? -Si Vd. no se va pronto a su...
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