Doña Perfecta : 2
Doña PerfectaCapítulo II Un viaje por el corazón de España de Benito Pérez Galdós Cuando, empezada la caminata, dejaron a un lado las casuchas de Villahorrenda, el caballero, que era joven y de muy buen ver, habló de este modo: -Dígame Vd., Sr. Solón... -Licurgo, para servir a Vd... -Eso es, Sr. Licurgo. Bien decía yo que era usted un sabio legislador de la antigüedad. Perdone Vd. la equivocación. Pero vamos al caso. Dígame Vd., ¿cómo está mi señora tía? -Siempre tan guapa -repuso el labriego, adelantando algunos pasos su caballería-. Parece que no pasan años por la señora doña Perfecta. Bien dicen que al bueno Dios le da larga vida. Así viviera mil años ese ángel del Señor. Si las bendiciones que le echan en la tierra fueran plumas, la señora no necesitaría más alas para subir al cielo. -¿Y mi prima la señorita Rosario? -¡Bien haya...
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