Doña Milagros: 16
Capítulo XV 16 Pág. 16 de 20 Doña Milagros Emilia Pardo Bazán Tal vez lo que más duele de los dolores es no poder entregarnos libremente a ellos, prescindiendo de los demás cuidados y preocupaciones ruines de la vida. Cuando nos agobia la pena; diríase que también nos emborracha, y deseamos sumergirnos en ella hasta el fondo, sin sacar la cabeza fuera un instante, ni distraernos por cosa ninguna. Pero a mí no me era lícito este amargo gusto. Tenía que pensar en mi gente. Por orden: ante todo la prosa vil: me encontraba sin recursos para hacer frente a las urgencias económicas de que me había enterado Feíta. Hasta junio no vencían las rentas, y hasta octubre o noviembre lo más pronto no se podía soñar en vender la cosecha del trigo, que estaría despuntando entonces. Rehusado, ¡y con el agua al cuello lo rehusaría! el ofrecimiento de doña Milagros, sólo me quedaban dos medios de salir del apuro: o escribir a Garroso proponiéndole la adquisición...
Está viendo el 4% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas