Doña Milagros: 15
Capítulo XIV 15 Pág. 15 de 20 Doña Milagros Emilia Pardo Bazán No hablemos de la noche que pasé. Hacia cualquier parte que me volviese, sólo veía responsabilidades, decepciones y peligros. Era preciso emprender lo más difícil para quien no está habituado: tener tesón, revestirse de energía, en una palabra, transformar mi ser... ¡Ah, Ilduara! ¡Cuán preferible encontraba yo entonces la docilidad y obediencia a tu bienhechor régimen absoluto, a la triste anarquía que me rodeaba por todas partes y que representaba el más profundo desbarajuste moral y económico! Apenas me hube levantado y salido en zapatillas a la galería, por ver si el aire fresco de la mañana entonaba un poco mis nervios, volvíame de pronto, porque sentí detrás el aliento de una persona que respira fuerte y vivo. Mi sangre dio una vuelta... Era la misma doña Milagros, que abusando de la confianza con que nos tratábamos, venía a aquella temprana hora, sin cumplido alguno, de...
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