Divertidas aventuras: 44
Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Tercera parte - Capítulo XIII de Roberto Payró Vázquez, como muchos otros, quedó completamente arruinado, y ahora me consta que no pudo pagar a todos sus acreedores, sino algún tiempo más tarde, y eso, gracias a mí, después de haber sufrido las consecuencias de su imprevisión o de no tener un suegro como el mío, sino, apenas, como el ingenuo don Evaristo Blanco, hidalgo provincial, incapaz de negocios. Fue a verme, y recordándome el viejo préstamo me preguntó cómo andaba de dinero. -Mal -le dije-. Con estas cosas, los pesos andan a caballo. Tenemos apenas lo estrictamente necesario. Hay que capear el temporal. -Naturalmente -replicó, pensativo-. Por disminuir una desgracia no hay que hacer mayores dos desgracias. A mí eso no me empeora... Y se fue. En aquel momento yo no tenía veinte mil pesos disponibles, sino pidiéndoselos a Rozsahegy; y no era cosa de abusar de mi suegro, que se había portado tan admirablemente...
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