Divertidas aventuras: 31
Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Segunda parte - Capítulo XIII de Roberto Payró Estas sencillas maniobras que no sé si llamar hábiles dieron lugar a un hecho agradablemente inesperado. María me escribió un billetito, el primero, pidiéndome que fuera a su casa. Hacía semanas enteras que no iba a visitarla, y recibí su invitación con verdadero regocijo, como una señal evidente de mi triunfo próximo y definitivo. Corrí a casa de Blanco sin perder un minuto, y entré en la sala con aire de conquistador, aunque ligeramente conmovido. Saludé con efusión, pero quedé sorprendido al ver que María me recibía con cierta gravedad. -Mauricio -dijo, por fin, entrando en materia-. He creído de mi deber atreverme a hacerle una advertencia. Usted comprenderá que, dadas nuestras relaciones... amistosas, me preocupe de cuanto hace, y tenga, como si dijéramos, los ojos clavados en usted... Y, perdóneme, su actitud me aflige. -¡No he hecho el menor daño a nadie!...
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