Apéndice 3. Iglesias y Conventos, Clientes de los Artistas
APARTIR del siglo X, la mayor parte del trabajo intelectual procedió de los monasterios. En las bibliotecas y talleres monacales se desarrollaron las artes plásticas, las ciencias y la literatura. En casi todos los monasterios había bibliotecas y escritorios en los que trabajaban monjes copistas, iluminadores, pintores, caligrafistas, etc. Junto a estos monjes aparecían ya, aunque en un número insignificante todavía, laicos que trabajaban junto a ellos por encargo, generalmente como copistas a sueldo. La ilustración de libros era el arte monacal por excelencia, pero no era la única tarea que desarrollaban los monjes: arquitectura, escultura y pintura, fundición de campanas, tejidos de seda y tapicerías, trabajos de orfebrería y esmaltados, vidrio y cerámica. Algunos llegaron a ser verdaderos centros industriales y lo fueron hasta el florecimiento de las ciudades. Como consecuencia del enriquecimiento de la Iglesia y del aumento de su poder económico, el trabajo que hasta...
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