Apéndice 1. La Luna, el umbral del espacio
DESDE la época de las antiguas civilizaciones, el hombre ha mirado siempre con curiosidad y veneración a la Luna. Su luminosidad contrasta con la oscuridad de la noche, haciendo así su existencia aún más patente que la del astro diurno. Además, mientras el Sol aparece siempre con la misma forma, la Luna se agranda y empequeñece, desaparece y vuelve a aparecer en el firmamento. Para una mentalidad primitiva, con unas nociones religiosas muy apegadas a los fenómenos naturales, estos factores dan lugar fácilmente a mitos y leyendas emparentados con los hombres, por un lado, y con la divinidad, por otro. Generalmente, y siempre en las antiguas culturas, la Luna ha sido el principio femenino de la Naturaleza, la esposa del Sol, la madre de los astros, la diosa de las mujeres y la protectora del alumbramiento de nuevas vidas. Dos razones pueden explicar este convencimiento. En primer lugar, el hecho de que el ciclo lunar de veintiocho días coincida con el ciclo menstrual de la...
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