Ana Karenina I: Capítulo XXXIII
Ana KareninaPrimera parte: Capítulo XXXIII de León Tolstoi Alexis Alejandrovich llegó a su casa a las cuatro, pero como le ocurría a menudo, no tuvo tiempo de ver a su esposa y hubo de pasar al despacho para recibir las visitas y firmar los documentos que le llevó su secretario. Como de costumbre, había varios invitados a comer: una anciana prima de Karenin, uno de los los directores de su ministerio, con su mujer, y un joven que le habían recomendado. Ana bajó al salón para recibirles. Apenas el gran reloj de bronce de estilo Pedro I dio las cinco, Alexis Alejandrovich apareció vestido de etiqueta, con corbata blanca y dos condecoraciones en la solapa, pues tenía que salir después de comer. Alexis Alejandrovich tenía los momentos contados y había de observar con estricta puntualidad sus diarias obligaciones. «Ni descansar, ni precipitarse», era su lema. Entró en la sala, saludó a todos y dijo a su mujer, sonriendo: –¡Al fin ha terminado mi soledad! No sabes...
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