A todo honor: 11
Capítulo XI 11 Pág. 11 de 11 A todo honor Felipe Trigo Quince días después se esperaba a Monteleón en Las Mimbreras. Había regresado de Madrid la noche antes. La reconciliación amistosa con Luis se había hecho por cartas en que rivalizaron a cual más los mutuos ofrecimientos generosos. Sabiendo que sus huéspedes partían, el noble hidalgo quiso saludar a D.ª Fernanda en la misma finca, y hasta ofrecerles por dos días aún, los últimos, el homenaje de su casa en la ciudad. Luis e Inés, temblando por la cruel separación en largas noches de la gloria, habían acordado lo siguiente: Primero: una gran prudencia, igual que la que habían sabido guardar con los criados, delante del marido; segundo: que Luis habría de volver cuanto antes al mando de la comisión geodésica del pueblo; y tercero: y en fin, que aprovechando la buena amistad de todos, y particularmente de doña Fernanda e Inés, unas veces irían Inés y su marido a la casa de ellos, en Madrid,...
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