A fuego lento: 40
A fuego lento
de Emilio Bobadilla
Capítulo X
A la noticia de la enfermedad de Baranda se llenó la casa de gente.
-Es el mal de Bright -dijo el médico que le asistía-. Vea usted los orines: son sanguinolentos. Vea usted la edema de la faz.
Plutarco convino en todo con su cofrade.
-Leche a pasto, aguas alcalinas -continuó el médico-; fricciones secas, e inhalaciones de oxígeno. Y reposo, mucho reposo. Nada de emociones fuertes. Si pudiera irse a un clima cálido y seco... le haría mucho bien.
-Doctor -le dijo aparte Plutarco-, ¿no podríamos trasladar al enfermo a una casa de salud? Porque lo que es aquí... -y le contó la triste historia de su vida doméstica.
-Eso lo veremos más adelante -contestó el médico tratando de zafar el cuerpo.
Luego agregó:
-Si los dolores lumbares persisten, le pondremos unas ventosas. ¿No tiene perturbaciones visuales y auditivas?
-Creo que no.
-Ya vendrán, ya vendrán -y tomando el sombrero se despidió del paciente y de su amigo.
Ya...
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