A fuego lento: 03
A fuego lento de Emilio Bobadilla Capítulo III En la farmacia del doctor Portocarrero, semillero de chismes donde se reunía por las tardes el elemento liberal de Ganga. Petronio Jiménez, un cuarterón, comentaba a voz en cuello, como de costumbre, el banquete que le preparaba don Olimpio al doctor Eustaquio Baranda, médico y conspirador que acababa de llegar de Santo, huyendo de las guerras del Presidente de aquella república ilusoria. El doctor Baranda se había educado y vivido en París, donde cursó con brillantez la medicina. Había publicado varias monografías científicas, una, singularmente, muy notable, sobre la neurastenia, de la que hablaron las revistas francesas con elogio. Enamorado de la libertad y enemigo de toda tiranía, volvió a su tierra tras una ausencia de años y a instancias del partido liberal, con objeto de tumbar la dictadura. Como no era, ni con mucho, hombre de acción, sino un idealista, un soñador que creía que los pueblos cambian de...
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