A flor de piel: 13

A flor de piel de Antonio de Hoyos y Vinent Capítulo VI Hay en las acciones humanas un límite de audacia que no se debe de franquear; de lo contrario, se naufraga en el puerto. SAR JOSEPHIN PALADAN. Preludió una reverencia profunda, grave, ceremoniosa, y después irguiose lentamente, contemplando en la gran luna veneciana, que coronaban dos palomas arrulladoras con el pico roto, uno a uno los encantos de su belleza armónica. No era ésta la sutil gracia felina que hiciérale antaño prodigiosa realización de la rima verleniana: era arrogancia más maciza, más escultural, de mujer madura. Lo que perdiera en delicadeza al correr de los años habíalo ganado en teatral plasticidad; y si bien no hacía ya soñar en su ondulante mimo gatuno con unas horas de voluptuosas delicias, evocaba en cambio aquella noche con su plasticidad, que raro atavío exageraba, las heroínas wagnerianas. Sobre el fondo rosa muerto, desteñido por los años, de la tela que tapizaba la pared,...

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