X. “A donde de todos será mirado y juzgado” (1556-1559)
Mientras el príncipe Felipe y Ruy Gómez perdían de vista las costas de Inglaterra en agosto de 1555, rumbo a Flandes, quizá tuvieran un momento para recordar unos impertinentes dichos satíricos en latín, dedicados a diversos personajes de la corte, que habían circulado en Valladolid durante 1537. El primero se dirigía “Al Príncipe Nuestro Señor”, y remedando un texto del evangelio decía: “Non est meum dare bouis sed quibus paratus est a patre meo” [1]. Se trata, probablemente, de la primera crítica que en público se había hecho al futuro rey, entonces un niño de diez años. En ella, con cierto humor, se le reprochaba su magra liberalidad. Fue en dicho año cuando dejó de repartir en el día de su cumpleaños las ropas de su vestuario entre sus criados (como antaño había hecho su tío-abuelo don Juan de Trastámara), para empezar a obsequiar sus numerosos sayos, bonetes y sombreros durante algunas festividades religiosas [2]. Esta ceremoniosa...
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