Primera parte

19/04/2017 7.985 Palabras

La manera especialmente significativa y cargada de intención, aquello que podemos denominar también el «protocolo», con que Nicolás Maquiavelo da cuenta de lo que era su hábito y modo propio, ritualizado, de entrar en el escritorio y «en relación de escritura» —cuya cita inauguraba nuestras reflexiones y que proviene de una epístola del politólogo escrita en 1513—, fue objeto de un tratamiento poético por parte de quien, a su vez, pasa por ser uno de nuestros mayores artífices de lengua, José Ángel Valente, en su poema «Maquiavelo en San Casiano» (en La memoria y los signos. Madrid, Revista de Occidente, 1966): «Llega al cabo la noche. Regreso al fin al término seguro de mi casa y mi memoria. Umbral de otras palabras, mi habitación, mi mesa. Allí depongo el traje cotidiano polvoriento y ajeno. Solemnemente me revisto de mis ropas mejores como el que a corte o curia acude. Vengo a la compañía de los hombres antiguos que en amistad me acogen y de ellos...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info