Abordar la proyección internacional de la abstracción geométrica en esta segunda generación es continuar la historia de los artistas que ya habían traspasado las fronteras en los inicios de los años sesenta. Igualmente, significa hablar de la polaridad que se estableció entre las exportaciones españolas, desarrolladas a través de la DGRC y las aventuras individuales de los artistas en los cenáculos constructivos internacionales. En el primer caso, la nómina de los artistas geométricos, aunque parca, permitió la discreta salida de las jóvenes tendencias constructivas de la segunda mitad de los sesenta, como representantes oficiales de la España de Franco. En el segundo caso, la proyección y repercusión de los artistas se convierte en un collage de aventuras individuales, que variaron en su impacto dependiendo de las plataformas de difusión en las que se integraron. Y aunque la nómina de artistas «con vocación internacional» fue reducida, resultó ser mucho más...