Se pueden concretar en que en 1975 ya éramos un instituto, que de las relaciones con Luis Oro, a quien metimos en el cuerpo el gusanillo de la catálisis, salió el instituto que ahora dirige en Zaragoza; que del ICP también salió, en cierto modo, el instituto que dirige Avelino Corma en Valencia y que en una época en que todo el trabajo en catálisis estaba centrado en catálisis heterogénea nosotros abordamos la biocatálisis (cosa que posteriormente se ha visto que sorprendió mucho a la comunidad internacional), campo iniciado por Antonio Ballesteros, y que hoy se cultiva en el ICP por un grupo de excelentes investigadores jóvenes con éxito reconocido en el mundo. En resumen, en el ICP se hacía ciencia y técnica de la buena y los más senior del equipo la vendían, en España y en el mundo. Ambas cosas creo se hicieron bastante bien y el autor aún espera y confía que el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica pueda dar al menos otro hijo. Sería signo de...