La promulgación de la Eisagoge y los escolios
Quedaría por solventar únicamente la cuestión de en qué medida es compatible la presencia de dobletes y contradicciones en el seno de la Eisagoge con su efectiva promulgación, tal como sostiene Schminck, en el último año del reinado de Basilio I. A favor de la promulgación habla el propio texto del proemio de la Eisagoge, donde encontramos una concluyente dispositio que parece confirmar la entrada en vigor del texto: “Esta ley ordenamos ahora que gobierne de forma soberana y absoluta a todos nuestros fieles súbditos” (kai; touvton to;n novmon aujtokratorikw`" te kai; pantokratorikw`" pavntwn tw`n uJpo; th;n eJxousivan hJmw`n pistw`n ajndrw`n kratei`n keleuvomen, líneas 41-42 de Schminck [1986] 6)[1]. No obstante, pese a la dispositio, ya Zachariä von Lingenthal sugirió que la Eisagoge no pasó del estadio de “borrador” (Entwurf)[2], aunque su objetivo era entonces poder justificar que la Eisagoge hubiera podido incluir de nuevo algunas normas de la...
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