La escenificación teatral de la práctica médica en el siglo de oro
En 1918. Carlos María Cortezo planteó una opinión muy común cuando, en la Real Academia Española, preguntó: “¿Por qué siendo la Medicina una noble aspiración al bienestar humano, al remedio del dolor y la prolongación de la vida, la literatura y el arte se han encarnizado en satirizarla?” [1] Esta preocupación resulta comprensible si se tienen presentes los oscuros poemas satíricos de Quevedo en los que dice “que (Dios) nos libre / de conocer al doctor” [2] o la escalofriante revelación del cuerpo exangüe de Doña Mencia al final de El médico de su honra. No obstante, la pregunta de Cortezo es a la vez útil y restrictiva. La utilidad se debe al hecho de que el estudio de la caracterización negativa de los médicos es la única contribución efectiva que ha sido capaz de realizar la literatura a la historia de la medicina. Por otro lado, lo restrictivo ha sido que se ha centrado en los médicos y no en la medicina desde un punto de vista más...
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