Capítulo 5. Desmedicalizando, desestigmatizando… De la antipsiquiatría a la postpsiquiatría
La violencia del diagnóstico Comencemos diciendo que la violencia que se puede ejercer sobre la locura no es solo la de la coerción, el encierro o los tratamientos agresivos. El ser etiquetado y clasificado puede ejercer un importante perjuicio sobre la persona diagnosticada. Las consecuencias negativas pueden ser muy diversas y una de ellas es la cosificación; es decir, la creencia errónea de que por el hecho de que un individuo quede diagnosticado se ha conseguido captar su esencia, como si la etiqueta en cuestión diera las claves de su forma de ser en la vida, de sus emociones, sus conocimientos o su comportamiento. Al contrario de lo que ocurre en la patología física, en la que un paciente tiene una enfermedad del riñón, o del corazón, etc., en la patología mental, el sujeto esun esquizofrénico, o un bipolar, o un borderline. Su diagnóstico imprime carácter. Se produce una deshumanización del problema, que acaba siendo convertido en una cosa sobre la que se puede actuar con objetividad. Incluso aunque se diga de alguien que es un cardiópata o un diabético, el sentido es muy diferente, porque las enfermedades crónicas no mentales, aunque marcan la vida de los pacientes, dejan margen para que sean ellos mismos, para tener una esencia, una personalidad y una humanidad no necesariamente determinadas por su patología.
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