Rusia en el siglo XIX: revolución contra tradición
Los padres de la revolución Es imposible comprender a la intelligentsia sin asociarla a la idea de revolución que era su misma razón de ser. Pertenecer a ella no era solamente formar parte de un grupo social determinado, sino que significaba también compartir un estado de ánimo, una moral, una filo sofía que consistía en oponerse de todo corazón a la sociedad zarista. De entrada, el movimiento revolucionario ruso del XIX se distingue de otros movimientos europeos por su talante destructor. En él ocupaban un lugar importante los hombres de letras, tanto escritores como críticos: Bielinski, Herzen o Chernichevski, los padres de la revolución, eran escritores. En reciprocidad, es en las novelas o en los libros de autores como Pushkin, Turgueniev u otros, donde se hallan las mejores descripciones de estos hombres, automarginados de la sociedad. En la primera mitad del s. XIX surgen dos corrientes enfrentadas entre sí: por un lado, los eslavófilos, partidarios del retorno a los orígenes y que luchaban por la restauración de la Santa Rusia, ortodoxa y autocrática, tal y como funcionaba en tiempos de Pedro el Grande. Por otro, los occidentalistas, que rechazaban totalmente el ordenamiento social ruso y que consideraban -inspirados por hombres como Bielinski o Herzen- que era preciso sacar conclusiones de la experiencia occidental para aplicarlas al proceso de modernización de Rusia.
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