La escuela de Salerno o el comienzo de la renovación de Occidente
El cuestionamiento de los antiguos En 1543, el anatomista flamenco Andrés Vesalio publicó su gran obra sobre anatomía, en la que indica los errores de Galeno y sostiene que las descripciones de éste se basaron no en la disección de hombres, sino en la de simios. Vesalio, después de descubrir en 1536 el origen de los vasos sanguíneos espermáticos, y de ser profesor primero en Padua y luego en Pisa, acabó convirtiéndose en primer médico de Carlos V y Felipe II. En 1563 abandonó bruscamente Madrid para hacer una peregrinación a Jerusalén, y a su regreso naufragó junto a la isla de Zante, donde pereció. Sus obras completas y, sobre todo, el De corporis humani fabrica libri septem, arrojan una luz nueva sobre la oscuridad en que se encontraba sumida la medicina occidental. Colombo, sucesor de Vesalio en Padua, Eustaquio en Roma, y Falopio confirmaron y completaron sus descubrimientos anatómicos. Estos médicos anatomistas eran igualmente, al mismo tiempo, distinguidos cirujanos.
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