En las fuentes de la luz
Del rojo al violeta Hasta principios del s. XVIII no se estudió experimentalmente la descomposición de la luz blanca en componentes coloreados. Este estudio se debe a Newton, que demostró que un haz de luz proyectado sobre un prisma se descompone en una serie continua de haces de colores distintos. A esta dispersión se suma una desviación angular diferente para cada color; en el caso del prisma, el azul está mucho más desviado que el rojo respecto a la trayectoria del haz blanco incidente. Newton concibió la idea de aislar uno de los haces coloreados y de hacerle atravesar un nuevo prisma; esta vez ya no observó ningún cambio de color. Por tanto, es la luz blanca inicial la que está compuesta de una mezcla de distintos colores. Estos colores corresponden a la gama de longitudes de onda de las radiaciones visibles por el ojo humano, que se extiende de 0,38 a 0,75 miras, del azul más oscuro al rojo más intenso. La dispersión por medio de un prisma se debe sencillamente a la distinta refracción que sufren las diferentes longitudes de onda al incidir sobre el cristal del prisma.
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