El tiempo, el espacio y la precisión
La distribución del tiempo La manera más inmediata de sincronizar dos relojes distantes es la de transportar de uno a otro un guardatiempo. Primero se sincroniza el guardatiempo con el reloj de referencia y luego se traslada éste hasta el segundo reloj, que se regula a partir de él. Los cronómetros marinos conservan en el barco durante todo el viaje la hora de Greenwich. Con los relojes portátiles sucede lo mismo. Para no tener que trasladar los relojes, se puede también enviar, desde el lugar en que se encuentra el reloj de referencia, una señal sonora, luminosa o radioeléctrica (un top), que se recibirá en el lugar donde se encuentre el segundo reloj, y gracias a la cual se podrá regular este último, siempre que se conozca con toda precisión la velocidad de propagación de la señal y la distancia recorrida. La velocidad de propagación de las ondas de radio (que es la misma que la de la Iuz) se conoce perfectamente, y existen varias decenas de estaciones especializadas que emiten señales horarias. Otros métodos, en particular el que se sirve de la reflexión mediante satélites artificiales, alcanzan una sincronización superior al microsegundo.
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