El grillo del hogar: Tercer grito
El grillo del hogarTercer grito de Charles Dickens I Daban las diez en el reloj holandés situado en el rincón de la cocina cuando el mandadero se sentó junto al fuego, tan turbado, tan abatido por el pesar, que el cuclillo debió quedar aterrorizado, porque después de apresurarse a dar los diez gritos melodiosos de la hora, se hundió inmediatamente en el palacio morisco, cerrando con estrépito la puertecilla detrás de sí como si no tuviese valor suficiente para resistir por más tiempo tan desusado espectáculo. El mismo segadorcito, aunque se hubiese armado con la hoz más cortante del mundo entero, no hubiera podido tajar tan cruelmente como Dot el corazón del mandadero. Porque era el suyo un corazón tan lleno de amor a Dot, unido tan estrechamente, tan sólidamente al de Dot por los dulces y poderosos lazos del recuerdo, tejido precioso, cuyas cualidades tan innumerables como...
Está viendo el 1% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas