El consumo masivo
Los recursos de energías primarias Para satisfacer la demanda energética, una nación dispone de un cierto número de recursos, que pueden encontrarse en su propio territorio o importarse: carbón, petróleo, gas natural, uranio y agua (para mover las turbinas de los embalses). Estos recursos energéticos básicos se llaman «energías primarias", y convendría añadirles las nuevas fuentes de energía destinadas a desarrollarse en los próximos decenios (calor solar y geotérmico, viento, vegetales, etc.). Pero, para su explotación, se plantea un problema: en efecto, esas energías primarias no siempre son intercambiables. Así, la energía hidráulica de un embalse difícilmente puede sustituir a la gasolina quemada en un coche, y el uranio no puede, en ningún caso, ser utilizado directamente por un particular para sustituir su estufa de carbón. En realidad, cada una de esas energías tienen sus aplicaciones específicas (y éstas son más o menos amplias, según su naturaleza): las instalaciones hidráulicas y los reactores nucleares producen la electricidad que luego podrá servir para usos muy diversos; el carbón puede quemarse en las centrales eléctricas, pero también puede facilitar calor a los industriales y a los particulares; el petróleo puede proporcionar electricidad y calor al igual que el carbón, pero también pueden alimentar los motores de los vehículos.
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