¿Creéis en las hadas? (J. M. Barrie)
Cuanto antes nos libremos de este espanto, mejor. El primero en salir de su árbol fue Rizos. Surgió de él y cayó en brazos de Cecco, que se lo lanzó a Smee, que se lo lanzó a Starkey, que se lo lanzó a Bill Jukes, que se lo lanzó a Noodler y así fue pasando de uno a otro hasta caer a los pies del pirata negro. Todos los chicos fueron arrancados de sus árboles de esta forma brutal y varios de ellos volaban por los aires al mismo tiempo, como paquetes lanzados de mano en mano. A Wendy, que salió la última, se le dispensó un trato distinto. Con irónica cortesía Garfio se descubrió ante ella y, ofreciéndole el brazo, la escoltó hasta el lugar donde los demás estaban siendo amordazados. Lo hizo con tal donaire, resultaba tan enormemente distingué, que se quedó demasiado fascinada para gritar. Al fin y al cabo, no era más que una niña. Quizás sea de chivatos revelar que por un momento Garfio la dejó extasiada y sólo la delatamos porque su desliz tuvo extrañas...
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