Cisóforo el mago
En los tiempos del triste rey Alfonso X, el Sabio, había en Valladolid un griego que llegó allí como criado de uno de los maestros del orientalismo literario a quienes el monarca de las Cantigas había llamado para que le ayudaran en ciertos trabajos de erudición. El sabio murió. Su siervo quedó en Valladolid. Y pronto ganó fama de adivino, de astrólogo y de descubridor de los secretos de la Naturaleza. Cisóforo, que éste es el nombre del sujeto, anticipándose a los siglos, había descubierto la manera de que los vegetales crecieran rápida y abundantemente. Los modernos abonos químicos fueron en realidad inventados por Cisóforo. Díjose de él que era hereje, enemigo de Dios, afiliado a las huestes diablunas. Los doctores de la Iglesia intervinieron. Fue interrogado. El Comisario de la Fe dijo: -Se asegura que tú tienes parte con el Enemigo. Y que por eso consigues que sembrada una semilla ahora, florezca y dé fruto cinco horas después. Contestó Cisóforo: -Eso no es...
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