China y Japón: taoísmo, confucianismo y sintoísmo
Un sabio llamado Confucio La población china practicaba, desde los tiempos más remotos, una religión politeísta, con características muy simbólicas, que fue reformada muy profundamente y casi abolida por las enseñanzas de Confucio, un maestro Kong, que vivió entre los años 551 y 479 a. C. Este guía espiritual predicaba una especie de sabiduría sosegada y tranquila, cuya finalidad era poner al hombre en armonía con el universo, con el orden reinante entre las cosas. Para ello, el confucianismo ritualiza todos los actos de la vida cotidiana, incluso los más humildes. Rechaza el ascetismo y cualquier manifestación extrema de fe religiosa y a causa de ello conectó bien con el temperamento chino, por lo que ha podido sobrevivir a grandes vicisitudes: primero fue perseguido por los budistas, y en época reciente lo ha sido por los comunistas maoístas. Sin embargo, ha llegado a influir incluso sobre el budismo, el cual ha tomado en China un cierto carácter «confuciano» (respeto del orden establecido, aceptación de una moral indulgente!. Sin embargo, ambas religiones se oponen en aspectos esenciales, ya que mientras el budismo defiende que en este mundo «todo es sufrimiento», los confucianos no ven en él más que orden y belleza.
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