El suministro de agua Dado que es necesario beber diariamente 1,5 l de líquido, la bebida ideal es el agua. Para que ésta sea potable debe tener unas condiciones determinadas: ser transparente, incolora, inodora y de sabor agradable, y no debe contener más de 2 g de materias minerales por litro. Se debe utilizar agua de manantial o bien quitarle todos los microbios y sustancias contaminantes o tóxicas que eventualmente pueda contener. El abastecimiento de agua de las viviendas es totalmente distinto, según estén aisladas en pleno campo o, por el contrario, situadas en pueblos o ciudades. Aún se utilizan en el campo los manantiales y pozos que antiguamente suministraban agua potable. Sacar agua de los pozos es, evidentemente, una tarea que la mayoría de los campesinos ya no tienen que realizar, pues los sistemas de bombeo la llevan y conducen, mediante la correspondiente canalización, hasta los grifos de las casas. Pero los puntos de agua seleccionados por sus cualidades evolucionan constantemente; por eso es conveniente vigilarlos con periodicidad. En las ciudades, los ayuntamientos garantizan el suministro de agua y efectúan constantes comprobaciones: el agua del grifo ofrece todas las garantías; tal vez se le pueda reprochar a veces un regusto desagradable, a causa del cloro, pero la legislación obliga a tomar todas las preocupaciones necesarias para garantizar la mayor higiene. El tratamiento de las aguas, bien procedan de ríos o de capas subterráneas, atraviesa por indispensables fases establecidas: tratamientos mecánicos y físicoquímicos, destrucción de los gérmenes (casi siempre por medio de cloro) y depuración.